Algo tan trivial que una empresa de internet desee que los contenidos que publica en su web se lean, tiene intrínseco mucha más ingeniería de lo que pensamos, ya que la gran dificultad que existe, es que los internautas o consumidores accedan a dichos contenidos.
Uno de los primordiales objetivos del marketing de contenidos es crear público, atraer nuevos consumidores y fidelizarlos, pero llegar a ellos cuesta mucho y las empresas invierten mucho en las distintas estrategias que existen.
Una de ellas, y de las más utilizadas, es el llamado click-baiting, que consta de llamadas a la acción muy jugosas creadas con el propósito de que el internauta haga clic en los enlaces. Sin embargo, el click-baiting no es la estrategia que más adeptos tiene ya que se suele utilizar en sitios de baja categoría en los que te aparecen ventanas de publicidad constantemente y que, muchas veces, al hacer clic en el link (sin querer o queriendo), te dirige a otra página completamente distinta que no tiene nada que ver ni con la página en la que estabas, ni con la llamada a la acción del anuncio publicitario.
Hoy en día se llevan a cabo estrategias basadas en la neurociencia, ya que la neurociencia en internet se encarga de estudiar cómo los internautas responden al entorno web y a los estímulos.
¿Y cómo lo hacen? Mediante patrones. Según la prestigiosa web Neurosciencemarketing.com, los científicos del Wellcome Trust Centre para Neuroimagen del University College de Londres, descubrieron que cuando tu cerebro cree ver, en internet, estructuras y expresiones similares a otras que ya conoce, se genera un impacto por asociación muy alto.
Un ejemplo es el uso constante de la expresión, “Home, Smart Home”, para hablar de los sistemas de automatización en hogares, que emplea la estructura conocida, “Home, Sweet Home”.
Este tipo de asociaciones hace que nuestro cerebro reaccione más porque, al principio, nuestra mente espera leer una estructura ya conocida pero, sin embargo, al encontrarse algo distinto, se sorprende y se queda, por unos segundo, prestándole atención. Cosa que no ocurriría si nuestro cerebro se encuentra, por primera vez, con una expresión que jamás ha visto. De esta forma, nuestro hipocampo se activa, tratando de encontrar el motivo de la pequeña confusión y te “obliga” a que estés reflexionando sobre ese tema durante más tiempo.
Por supuesto que sí. Según esta ciencia, los internautas comparten en base a tres premisas:
· Si el contenido les pareció divertido.
· Si les inspiró personalmente.
· Si creyeron que el contenido les fue útil.
Esto se sabe gracias al estudio que llevaron a cabo los psicólogos de la Universidad de UCLA, que descubrieron qué zonas del cerebro se asocian con temas que son más contagiosos que otros. De hecho, el objetivo del estudio estaba basado en comprender los fenómenos de viralidad en el entorno de internet, ya que pensaron que el contenido viral tenía algo en común, ya se tratara de contenido a través de vídeo, de audio y de texto.
Al parecer, nuestro cerebro, ante estos tres tipos de contenido comentado anteriormente (divertido, inspirador o útil), reacciona “sin nuestro permiso” y automáticamente se pone a pensar en las personas a las que les puede interesar dicho contenido. Para que os hagáis una idea más clara de este fenómeno, ¿nunca te han contado un chiste muy bueno y has pensado inmediatamente: “Este chiste se lo tengo que contar a…”?
A nosotros, al menos, sí que nos ha pasado.
Así que ya sabes, si quieres que tus contenidos tengan mayor interactuación recuerda los siguientes consejos: Usa estructuras de expresiones conocidas para captar la atención del lector y publica contenido divertido, que inspire y que sea de utilidad a tus internautas.
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