Los influencers son todas las personas de internet que tienen un gran impacto en los miembros de su comunidad. Pueden ser desde videobloggers hasta expertos en un sector determinado y se caracterizan por tener miles de fieles seguidores que leen todo lo que escriben, que compran los productos que los influencers les dicen, etc.
Ellos y ellas son las nuevas “celebrities” de internet y, cómo conocen el impacto que tienen, quieren cobrar en base a esa relación. La cuestión es que, por su modelo de influencia, podrían llegar a ganar mucho, muchísimo dinero, ya que simplemente haciendo un post en sus páginas o colgando las fotos de un determinado producto en Instagram o Pinterest, obtendrían beneficio.
Pero, ¿os imagináis cuantos post podrían hacer al día o cuantas fotos subir a sus redes sociales a la hora?
Las marcas no se quieren arruinar y, antes de poner dinero encima de la mesa, deben estar muy seguras de que su inversión tiene una repercusión directa en sus ventas. Por eso deben de controlarlo todo muy bien. Deben controlar aspectos como que ese influencer no esté promocionándoles a ellos y a tres empresas de la competencia al mismo tiempo. Esto implica que, en muchas ocasiones, las compañías piden exclusividad a los influencers y estos, a cambio, piden más dinero.
¿Se les da dinero, se les paga con productos, con “regalos” como entradas a eventos deportivos?
Según un estudio realizado a más de 5.000 influencers, llevado a cabo por GroupHigh, una empresa americana que está especializada en el marketing de influencia; contrariamente a lo que se podría pensar desde fuera, únicamente el 4% de los influencers acepta que le paguen sólo con productos de la compañía, el 11% no quiere dinero físico y el 85% acepta dinero por publicar artículos de los productos en su páginas web.
Por otro lado, apenas un 4% acepta que se les pague mediante la inserción de anuncios y, el mismo porcentaje, está de acuerdo con crear un programa de afiliación para llevarse un dinero por cada venta que se lleve a cabo.
Aunque los programas de afiliación pueden ser muy lucrativos, requieren mucho trabajo, estar muy pendiente de la audiencia, fidelizarlos, etc., y los influencers no están de acuerdo con aquello de vincular su imagen a una sola marca. Y más si ellos tienen que hacer de “comerciales” para vender los productos.
Pero si queréis haceros una idea mejor de los precios que se mueven, un post de los llamados patrocinados, en un blog de un buen influencer, (y nos referimos a los top de verdad), se cobra entre los 200 y los 500 euros. Eso sí, el 31% de los encuestados no creen que esto sea justo y el 44% piensa que, recibir esta cantidad de dinero, es excesivamente baja.
Adicionalmente, se le preguntó a los influencers que si pensaban que los post patrocinados podrían tener menor impacto en el consumidor final si dicha publicación está claramente etiquetada como contenido de publicidad; y el 70% de ellos dijo que no.
Lo que ya no sabemos es si esta respuesta viene dada porque tienen información real sobre este tema en cuestión o si lo dicen porque decir lo contrario iría en perjuicio directo de sus propios beneficios. ¿Vosotros qué pensáis?
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