Google está de mudanza. No quiere decirlo hasta que la compañía esté totalmente acomodada en su nuevo emplazamiento, pero el tránsito de cientos de miles de equipos informáticos resulta complicado de disimular. Al menos en Summa Hamina, pequeña localidad cercana a Helsinki (Finlandia), próximo destino del que será el mayor centro de datos de la primera empresa de Internet del mundo.
Según han informado a elEconomista fuentes conocedoras del referido traslado, el buscador cambiará el calor de su sede de Mountain View, (California, EEUU) por las bajas temperaturas que refrescan el Báltico, en un territorio casi fronterizo con gélido ambiente del Círculo Polar Ártico.
El motivo del traslado es poderoso, ya que el consumo de los actuales sistemas de refrigeración se reducirá a su mínima expresión en tierras finlandesas. Con esta estrategia deslocalizadora, los gestores de Google.
El primer paso de Google consiste en invertir 40 millones de euros en la compra de las instalaciones de la papelera Stora Enso en Summa Hamina. Esta adquisición se formalizará a finales de marzo, fecha en la que Google podría detallar sus ambiciosas intenciones en Finlandia. Según explican fuentes oficiales del grupo Stora Enso, "Google anunciará sus planes o futuras inversiones en cuanto lo considere oportuno", sin aportar más datos.
Paradójicamente, la caída de la demanda de aquella planta de celulosa finlandesa guarda mucha relación con la pujanza de los contenidos online. De esta forma, Google dejará de ser uno de los culpables de la ruina del sector papelero para convertirse en el salvador de los puestos de trabajo en aquella localidad. Stora Enso, por su parte, dejará de depender de la salud de los periódicos y revistas para convertirse en su principal amenaza.
Al margen de las ventajas medioambientales y económicas derivadas de menor consumo eléctrico, Google también aprovechará otras ventajas estratégicas en aquel rincón del norte de Europa: el nuevo enclave está situado en una zona que cuenta con abundante oferta de centrales nucleares. Este detalle inclinó de forma decisiva la balanza hacia la candidatura finlandesa, respecto a otras zonas del mundo con similares condiciones climatológicas.
Las instalaciones de Stora Enso también están situadas a escasos kilómetros del aeropuerto de Helsinki. Además, Finlandia goza de estabilidad política, social, así como de unos costes laborales atractivos para la inversión (con muy bajas indemnizaciones por despido).
Google convertirá las instalaciones de Stora Enso no sólo en el más grande de todos sus centros de datos, sino que también será el paradigma de futuro para este tipo de actividades. En la actualidad, Google dispone de más de 40 centros de datos repartidos por el mundo, de muy diferente tamaño, de los que una docena de ellos se encuentra en Europa (en los alrededores de Londres, Dublín, París, Berlín y Milán, entre otros). Casi todos estos enclaves suelen operar muy cerca de grandes lagos, dado el alto consumo de agua que requieren los sistemas de refrigeración. Esa diversificación geográfica impide que la avería en uno o varios de sus centros afecten a la operativa global del buscador.
Los estrategas de Google llevan muchos años preocupados por reducir sus dos principales facturas operativas: el consumo energético de los equipos y el mantenimiento del aire acondicionado. De hecho, el Googleplex, el pizarrón gigantesco que preside el hall de la compañía (y en el que los empleados de la multinacional anotan sus ideas), incluye desde hace tiempo este tipo de sugerencias.
La eficiencia energética es una de las grandes exigencias de Google, hasta el punto de que la multinacional ha diseñado un plan a largo plazo. En el horizonte de 2030, el buscador pretende reducir sus principales gastos relacionados con la provisión energética gracias a fuentes de energía alternativas, como la eólica, solar, hidroeléctrica, biomasa, geotérmica y nuclear. En opinión de Google, "la sostenibilidad es buena para el medio ambiente, pero es mucho mejor para los negocios".
Por otra parte, el ejemplo de Google podría ser imitado por otras compañías tecnológicas del mundo, en busca de este tipo de condiciones climatológicas. De esa forma, no sería extraño que destinos en España como Soria, Zamora o León ganaran atractivo para convertirse en receptores de grandes data center. El dilema consiste en encender el aire acondicionado o, simplemente, aprovechar el ambiente natural.
Fuente: eleconomista.es
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